Jueves, 30 mayo 2024
En la noche de este miércoles, gatilleros que circulaban en moto dispararon cuatro veces contra la estación Puma de la zona sur de Rosario. Como había ocurrido en el club El Torito con una pintada, dejaron un mensaje para el ídolo canalla que define su posible vuelta al club
Veinticuatro horas después de que un mural con el rostro de Ángel Di María fuera blanco de un ataque vandálico en la zona noroeste desconocidos atacaron a balazos una estación de servicios de la zona sur y dejaron una nota con amenazas para con el astro futbolístico.
Según la versión preliminar, no hubo que lamentar víctimas, mientras que los agresores –que se movilizaban en una moto– dejaron una nota de tintes mafiosos, tal como viene sucediendo en la ciudad en los últimos meses.
De acuerdo con estos portavoces, el cartel estaba escrito con tinta roja en una hoja de carpeta con la siguiente leyenda: “Te estamos esperando Di María. Los Rosarinos”.
El apelativo “Los Rosarinos” ha sido usado en las últimas semanas en mensajes dejados en diferentes ataques, aunque no está claro a qué grupo criminal hacen referencia.
El ataque a la estación de servicios se produce 24 horas después de que desconocidos hicieran una pintada sobre el mural de Di María en el club El Torito, en barrio Parque Field.
“Todavía vas a volver???”, rezaba la leyenda que se conoció luego de que Central quedara eliminado en la Copa Libertadores y mientras en redes sociales, sin fuente alguna, se insistía en que Di María ya había acordado su incorporación al Inter Miami donde juega Lionel Messi.
La amenaza hace referencia al posible regreso de Di María a Central, el club donde debutó en el fútbol profesional, ya mentado por los agresores que en marzo pasado dejaron una nota similar en el country Funes Hills-Miraflores de Funes, donde viven familiares del futbolista.
“Decile a tu hijo Ángel que a Rosario no vuelva más porque si no le cagamos matando un familiar. Ni Pullaro te va a salvar. Nosotros no tiramos papelitos. Plomo y muertos tiramos”, fue la amenaza en aquella ocasión, cuando una pareja terminó detenida e imputada por el apriete, en un contexto en que la ciudad aún estaba conmocionada por el crimen de cuatro trabajadores mientras desempeñaban sus tareas.