Sabado, 09 diciembre 2023
Desde 2021 el grupo de la ONG Intercambios ofrece testear las pastillas de éxtasis o MDMA a quienes entran a los eventos musicales en Buenos Aires
Después de llenar tres estadios de River, Taylor Swift llegó a Brasil y en su primer recital una de sus fans de 23 años murió luego de un cuadro de deshidratación. Para Carolina Ahumada, coordinadora del Proyecto de Atención en Fiestas (PAF!), esa tragedia no ocurrió en los multitudinarios shows de Argentina porque desde 2016, meses después de la muerte de 5 jóvenes en la fiesta Time Warp, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba) regula los eventos masivos que, entre otros requerimientos, deben contar con acceso gratuito al agua. “Para el ambiente de las fiestas electrónicas, Time Warp fue como Cromañón para el rock. Cambió las leyes y los niveles de conciencia sobre el cuidado que debe haber y que debemos exigir”, opina Ahumada.
PAF! Proyecto de cuidado colectivo
PAF! lleva 7 años como proyecto de reducción de daños dentro de la ONG Intercambios. Trabajan en la Capital Federal y desde 2021 ofrecen a quienes asisten a fiestas de menos de mil personas testear sus pastillas de éxtasis y MDMA para evitar intoxicaciones.
En cada evento mantienen un stand con frutas, golosinas y cargadores de teléfonos gratis. Si bien tienen botellas de agua disponibles, luchan porque quienes organizan cumplan con la ley porteña post Time Warp.
“Nuestro trabajo es que las personas se sientan seguras y entiendan que deben cuidarse y cuidar a quienes están a su alrededor. El cuidado es colectivo”, explica la coordinadora de PAF! a El Ciudadano.
Los tres momentos de PAF!
El trabajo de PAF! se divide en tres momentos. El primero, y de largo aliento, es a través de las redes sociales. La principal es Instagram, donde postean o repostean consejos para evitar malas experiencias al consumir drogas.
El segundo sucede en la previa de una fiesta, que por ley debe tener un registro y permiso especial donde deben presentar un informe del predio, un plan de acción sanitaria y comprometerse a contar con asistencia médica, sanitarios y acceso gratuito al agua, entre otros requerimientos. En ese contexto, PAF! se reúne con la producción, se informa de la cantidad de personas que va a haber y planea donde poner el stand de cuidado.
El tercer momento llega durante la fiesta. En el ingreso hacen un promedio de 50 testeos de pastillas por evento, donde no se detecta la concentración sino que efectivamente sea la sustancia que se desea consumir.
“Necesitamos una mínima cantidad de la pastilla para tener los resultados. Hace poco probamos y nos dieron algunos resultados dudosos. La hipótesis es que esas pastillas tenían catonina (también conocidas como “sales de baño” todavía no estudiadas y potencialmente riesgosas). Entonces, aconsejemos no consumirlas y lo comunicamos a través de las redes sociales”, describe Ahumada sobre una práctica habitual en organizaciones europeas como Energy Control que emite advertencias a la comunidad de personas usuarias de drogas sintéticas.
Después de llenar tres estadios de River, Taylor Swift llegó a Brasil y en su primer recital una de sus fans de 23 años murió luego de un cuadro de deshidratación. Para Carolina Ahumada, coordinadora del Proyecto de Atención en Fiestas (PAF!), esa tragedia no ocurrió en los multitudinarios shows de Argentina porque desde 2016, meses después de la muerte de 5 jóvenes en la fiesta Time Warp, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba) regula los eventos masivos que, entre otros requerimientos, deben contar con acceso gratuito al agua. “Para el ambiente de las fiestas electrónicas, Time Warp fue como Cromañón para el rock. Cambió las leyes y los niveles de conciencia sobre el cuidado que debe haber y que debemos exigir”, opina Ahumada.
PAF! Proyecto de cuidado colectivo
PAF! lleva 7 años como proyecto de reducción de daños dentro de la ONG Intercambios. Trabajan en la Capital Federal y desde 2021 ofrecen a quienes asisten a fiestas de menos de mil personas testear sus pastillas de éxtasis y MDMA para evitar intoxicaciones.
En cada evento mantienen un stand con frutas, golosinas y cargadores de teléfonos gratis. Si bien tienen botellas de agua disponibles, luchan porque quienes organizan cumplan con la ley porteña post Time Warp.
“Nuestro trabajo es que las personas se sientan seguras y entiendan que deben cuidarse y cuidar a quienes están a su alrededor. El cuidado es colectivo”, explica la coordinadora de PAF! a El Ciudadano.
Los tres momentos de PAF!
El trabajo de PAF! se divide en tres momentos. El primero, y de largo aliento, es a través de las redes sociales. La principal es Instagram, donde postean o repostean consejos para evitar malas experiencias al consumir drogas.
El segundo sucede en la previa de una fiesta, que por ley debe tener un registro y permiso especial donde deben presentar un informe del predio, un plan de acción sanitaria y comprometerse a contar con asistencia médica, sanitarios y acceso gratuito al agua, entre otros requerimientos. En ese contexto, PAF! se reúne con la producción, se informa de la cantidad de personas que va a haber y planea donde poner el stand de cuidado.
El tercer momento llega durante la fiesta. En el ingreso hacen un promedio de 50 testeos de pastillas por evento, donde no se detecta la concentración sino que efectivamente sea la sustancia que se desea consumir.
“Necesitamos una mínima cantidad de la pastilla para tener los resultados. Hace poco probamos y nos dieron algunos resultados dudosos. La hipótesis es que esas pastillas tenían catonina (también conocidas como “sales de baño” todavía no estudiadas y potencialmente riesgosas). Entonces, aconsejemos no consumirlas y lo comunicamos a través de las redes sociales”, describe Ahumada sobre una práctica habitual en organizaciones europeas como Energy Control que emite advertencias a la comunidad de personas usuarias de drogas sintéticas.
PAF! Nexo con el cuidado del Estado
Además de testear las pastillas gracias a reactivos colorimétricos donados por dos organizaciones –una de Chile y otra de Colombia–, el grupo de PAF! acompaña a quienes se sienten mal y temen acercarse al personal médico para buscar ayuda. “Antes, si les contabas que habían consumido algo, te sacaban de la fiesta. También puede pasar que se sientan juzgadas o les digan algo que no entienden. PAF! está para ser el nexo de cuidado”, explica la coordinadora.
PAF! está formado por 30 personas que trabajan en la promoción de salud y cuidado. Son pares, es decir, reducción de daños creada por personas usuarias de drogas. Hay profesionales en psicología, trabajo social, pero esa no es la condición para hacerlo, sino querer acompañar y generar un lazo de confianza.
Para Ahumada, la pandemia por Covid-19 dio marcha atrás en el cumplimiento de la ley porteña que le siguió a las normativas post Cromañón y desde 2007 cambiaron la cultura de la nocturnidad en CABA, abriendo la escena a los centros culturales, peñas, milongas y espacios pequeños. “Un ejemplo de cómo se retrocedió son los altos precios del agua o los puestos de hidratación que te ofrecen solo un vasito de dentista o lo colocan al rayo del sol y el agua se calienta”, opina y desea que los organismos estatales abracen cada vez más las acciones de reducción de daños en sus políticas públicas.
Qué pasa en Santa Fe
Santa Fe también respondió con un cambio cultural empujado por normativas a su propia tragedia en fiestas electrónicas. Tan solo meses después de Time Warp, en enero de 2017, el gobernador Miguel Lifschitz estableció reglas para los eventos musicales nocturnos y masivos luego de la muerte de Guiliana Maldovan, de 20 años, y Lucas Liveratore, de 34 años, ocurrida el 31 de diciembre de 2016 en el boliche Punta Stage de Arroyo Seco, donde según testigos, hubo hacinamiento, falta de bebidas no alcohólicas y operativos sanitarios de emergencia. Por ese caso, el intendente de la localidad terminó procesado por incumplimiento de los deberes de funcionario público.
En el artículo 12 de la normativa santafesina vigente se obliga a quienes organizan a mantener “pabellones sanitarios con provisión de agua potable y fresca para consumo gratuito y libre, tanto en baños como en puestos de expendio de bebidas, con información clara y precisa de la disponibilidad y ubicación” y en el artículo 15 insta a la “difusión de información para concientización y para reducción de conductas de riesgo asociadas a consumos problemáticos de sustancias psicoactivas”.
Si bien el Concejo Municipal de Rosario había aprobado una ordenanza en 2016 que proponía entre sus acciones de reducción de daños el testeo de pastillas, el municipio solamente acompañó a que quienes organizan los eventos garanticen seguridad, espacios de hidratación y la divulgación de información sobre los efectos de algunas drogas, entre otras recomendaciones de cuidado colectivo. Nada de testeos.
En junio de este año la capital santafesina sí dio lugar a una fiesta con testeo de pastillas. Fue el 13 de mayo en el Complejo Complot, donde tocó DJ alemán D-Nox, y la Asociación Conectar junto con la Asociación de Reducción de Daños (Arda) hicieron los chequeos, compartieron folletos sobre cómo consumir drogas de forma segura y acompañaron a las personas durante la madrugada.
Una mano
En caso de que el consumo de drogas sea problemático existen distintos espacios de atención. Además de las opciones de gestión no estatal, están los 744 centros de salud públicos santafesinos que deben, por la ley de Salud Mental y Adicciones, atender a todas las personas sin discriminación alguna.
Si conocés a alguien que necesita contención en consumos problemáticos, podés contactarte con La Estación, un espacio de gestión municipal donde analizan y ofrecen alternativas de tratamiento, incluso a quienes tienen cobertura de salud. El número de teléfono es 4-808797 y trabajan en Gálvez 867 de lunes a viernes de 9 a 17.
En paralelo, la Agencia de Prevención del Consumo de Drogas y Tratamiento Integral de las Adicciones (Aprecod) mantiene el 0800 345 5640 para atención e información vinculada a espacios de contención por uso problemático.
Además, la Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina (Sedronar) mantiene el 141, un servicio telefónico que cuenta con profesionales las 24 horas para asesorar. También pueden escribir al [email protected].