Sabado, 01 julio 2023
Personal de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) arrestó a un hombre de 30 años que trabaja para una empresa de reparto a domicilio.
Un hombre fue detenido en barrio Alvear en el marco de las investigaciones del crimen de Hugo Ferrari, encontrado muerto en su domicilio de Zeballos al 1100 el jueves pasado con dos elementos clavados en su cuello. La fiscal Marisol Fabbro llevará al acusado a audiencia imputativa con fecha y horario a confirmar.
Según fuentes judiciales, el hombre identificado como A.D.S. de 30 años fue aprehendido tras una persecución por efectivos de la División Homicidios de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) en Iriondo, entre Ameghino y Garibaldi, sindicado como el autor del homicidio de Ferrari.
La víctima tenía 78 años cuando fue hallado muerto con dos biromes clavadas en el cuello, lo que le generó una gran pérdida de sangre.
El crimen tomó estado público el jueves pasado, cuando un familiar encontró el cuerpo del occiso poco después del mediodía en el departamento del primer piso del edificio céntrico de Zevallos 1119 donde el hombre vivía.
Además, los familiares de la víctima aseguraron al gabinete criminalístico que, si bien el departamento estaba revuelto, no faltaba nada en el lugar.
A la vez, los investigadores presumen que la víctima franqueó el acceso a su vivienda al victimario, ya que no había indicios de que alguna abertura hubiese sido forzada.
Voceros del caso dijeron que el sospechoso trabaja haciendo delivery y quedó filmado en la cámara de ingreso al edificio.
La fiscal que entiende en el caso, Marisol Fabbro, llevará al sindicado como victimario del crimen de Ferrari a audiencia imputativa, con fecha y horario a confirmar.
Un joyero de larga trayectoria
Ferrari vivía en el primer piso “C” de un antiguo edificio de Zeballos al 1100 hace largo tiempo, enviudó hace unos años y en su vida laboral fue propietario de una conocida joyería y relojería instalada en Rioja y Maipú.
Los joyeros y dueños de talleres lo recordaban perfectamente. Tuvo tres locales en diferentes momentos: uno por San Luis, otro por Maipú y otro por Rioja. Se dedicaba a cristales y joyería en plata. El negocio lo tuvo hasta la pandemia y, como la esposa ya había fallecido, decidió cerrarlo.
Los vecinos lo recordaron como “una excelente persona» que recibía mucha gente en su casa, a pesar de las advertencias que le habían hecho sus allegado por el peligro que conllevaba su actitud. No se descarta que su asesinato haya sido cometido por uno de sus ocasionales visitantes.