Martes, 05 junio 2023
Juntos por el Cambio busca bajar los decibeles tras la discusión en Córdoba. Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich saben que hoy la interna les hizo perder votos y buscan recuperar el nivel de aceptación de noviembre pasado. El factor Mauricio Macri.
«Nadie vio venir el cuco Milei y el nivel de internismo, eso es lo que aterra, hoy si sumamos los nuestros, no nos dan los números». Un larretista pura cepa repite, sin saberlo, las palabras de una especialista de la mesa chica de Patricia Bullrich. Hay un consenso tácito, el daño que generó la violencia simbólica y discursiva que emplean distintos referentes del espacio están confirmando hoy el ingreso de Javier Milei al balotaje y hace que, la sumatoria de Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich no dé lo mismo que la acumulación de las mediciones de ambos por separado.
Uspallata es el edificio porteño donde se gobierna la Ciudad y se mide y piensa la Argentina que sueña el jefe de Gobierno, que dejará pase lo que pase su cargo en seis meses. Asi entonces, en distintos lugares como Santa Fe y Córdoba, las esquirlas de los debates duros entre candidatos hace que el Frente de Todos, o lo que quede de él, festeje y se posicione, mientras amarillos y radicales se faltan el respeto en sets de canales de television.
Uno de los beneficios de Javier Milei es no tener interna, pero sabe que ese doble filo lo obliga a una estabilidad en encuestas y en estado anímico que haga no flaquear antes de las PASO, cuando todo se decida en Juntos por el Cambio. «Javier está entero, y tenemos un numero de Uspallata de que estamos casi en 30 puntos en provincia de Buenos Aires», resume a este diario un colaborador liberal.
El problema de Juntos por el Cambio es, entre otros, la falta absoluta de liderazgo en el espacio. Es difícil pensar que Mauricio Macri pueda ordenar una interna que generó cuando se bajó. Fue un efecto rebote y a contra mano, en vez de pacificar la interna, proliferaron los pequeños liderazgos locales, las micro revoluciones del interior y la gran batalla entre su exministra y su jefe de Gobierno, a quien Macri no le perdona algunas infidelidades que, en la cabeza del calabrés, no tienen retorno.
Así entonces, mientras Juntos por el Cambio se desgarra entre insultos y sumatorias gestálticas negativas, el espacio que hace un año ganaba la elección presidencial en primera vuelta se encuentra arrinconado por un liderazgo absolutamente novato y tal vez efimero de Javier Milei, quien se estableció ya por encima de los veinte puntos. Una de las cabezas privilegiadas del PRO analizaba con tino ayer: «Alsogaray también media veinte puntos, pero al meter el voto, la gente frena y terminó sacando siete, eso le puede pasar tambien a Milei». El tiempo lo dirá.