Martes, 04 abril 2023
A pesar de que hace 15 días reabrió la comisaría 1ª en Juan Manuel de Rosas al 1300, la ola de robos se pasea impune por barrio Martin
Los alumnos del colegio La Salle, ubicado en Mendoza y Alem, suelen ser atacados por motochorros. El horario más complejo es desde las 13 hasta las 16.30.
Ninguna zona de Rosario está a salvo de la inseguridad. Esta vez es el turno de los vecinos de barrio Martin, que desde hace varios meses sufren un crecimiento de los hechos delictivos. Familias del colegio La Salle (Mendoza y Alem) denuncian que en las últimas semanas varios alumnos fueron víctimas de la ola de robos, que no da tregua.
Los padres de los alumnos fueron corriendo la voz y notaron que ya son varios los chicos a quienes les han arrebatado los celulares en lo que va del ciclo lectivo. No importa si caminan solos o en grupo, los delincuentes en moto se las ingenian para llevarse sus pertenencias en tiempo récord. Zeballos y Ayacucho, Mendoza y Necochea, Alem y San Juan, son sólo algunas de las esquinas en las que se han registrado robos.
Autoridades del colegio confirmaron que en los últimos dos años se incrementaron las situaciones de este tipo, fundamentalmente en el horario de los contraturnos. La franja horaria que va desde las 13 a las 16:30, en la que suele circular menos gente en la calle, se convirtió en el momento más elegido por los ladrones.
«Tanto en 2021 como en 2022 nos pusimos en contacto con el comisario de la 2ª y reforzaron el acompañamiento con móviles y personal policial», contó Lisandro Castagno, director del colegio y representante legal. Si la situación se agudiza, planean avanzar en la misma dirección este año.
Por otra parte, precisó que a los estudiantes les piden «que intenten no salir de la escuela para sus actividades extraescolares y que se queden almorzando o haciendo tiempo acá». Además, les sugieren que cuando salen no lo hagan solos y se acompañen mientras van caminando. «También los esperamos cuando vuelven del campo de deportes e intentamos estar en la puerta en los horarios de salidas», agregó.
En lo que va del año no fueron notificados de robos o arrebatos a alumnos pero sí a familiares o vecinos del barrio. Admiten que puede ocurrir y muchas veces la institución no se entera. «Igualmente estamos muy preocupados y hablamos mucho con los chicos. Estamos en la puerta, en la esquina, les decimos que no anden con los celulares en la mano al salir«, sostuvo Castagno.
La situación de la que son víctimas los alumnos del La Salle no es nueva. Hace apenas unas semanas un violento robo sacudió al barrio. Un cadete que estaba esperando para entregar un pedido frente a un edificio fue abordado por un motociclista que cargaba en la espalda una caja de la empresa PedidosYa para robarle el celular. Como se resistió, terminó con serias heridas en la cabeza. El hecho se registró en San Juan entre Buenos Aires y Juan Manuel de Rosas.
Unos días antes a ese suceso, la propietaria de una casa de venta de pastas fue amenazada por un hombre que le pidió dinero a cambio de que no le balearan el negocio. El caso se viralizó a través de WhatsApp entre los vecinos, que decidieron convocar a la concentración contra la inseguridad, aunque no tuvieron la convocatoria que esperaban.
Quienes viven en la zona aseguran que los robos y arrebatos no sólo son frecuentes, sino que el fenómeno recrudeció en los últimos meses y piden medidas concretas para el barrio. También se están registrando robos a mano armada en algunos comercios y robos de cubiertas de autos a varias camionetas.
Sin ir más lejos, la semana pasada los concejales recibieron a algunos vecinos de la zona del Monumento que les plantearon los problemas de convivencia con los cuidacoches que trabajan en el lugar. Aseguraron ser hostigados y denunciaron que conviven con amenazas, extorsiones y hasta les arrojan basura en las puertas de los edificios.
Florencia Romano, referente de los vecinos, destacó en diálogo con este diario que si bien en el imaginario popular se tiene la idea de que la zona es «de gente de gran poder adquisitivo, hay un importante sector de clase media y laburante que alquila o vive en pensiones y se ve afectada por la inseguridad«. «Antes no costaba tanto reponer el robo de un celular u otras pertenencias, ahora hay pequeños comercios para los que puede ser una tragedia reponer lo robado o han tenido que modificar sus horarios de atención porque las calles están desiertas», ejemplificó.
Sobre la situación particular de La Salle, expuso que muchos chicos a la salida de los colegios han sufrido robos y arrebatos e incluso han sido amenazados con armas de fuego. «Quedan afectados, a un adolescente le dio un ataque de pánico en la puerta de su propia casa. Son un blanco constante», remató.
Reapertura de la comisaría 1ª
Pese a los testimonios de los vecinos de la zona y las familias de alumnos del colegio La Salle, en la comisaría 1ª, ubicada en Juan Manuel de Rosas 1350 y reabierta hace apenas dos semanas, aseguran que no se incrementaron las denuncias.
«De barrio Martin debo tener dos denuncias, no más que eso», señaló a La Capital la subcomisaria Patricia Ayala. Además, resaltó que los efectivos están en las calles patrullando, tanto a pie como en los móviles.
Lisandro Cavatorta, concejal del bloque Todos Hacemos Rosario y presidente de la comisión de Seguridad, subrayó la importancia de la reapertura de esa comisaría para el barrio. «Hemos gestionado durante el segundo semestre del año pasado la reapertura de ese espacio, que se había cerrado en la gestión anterior. Hay que mejorar la atención y el trato con el vecino, pero los rosarinos quieren las comisarías abiertas, ver patrulleros, que haya personal, saber que pueden denunciar y hacer trámites«, argumentó.
En ese sentido, aclaró que «ninguna medida aislada soluciona el problema que tenemos en Rosario, pero las comisarías abiertas era uno de los planteos de los vecinos».
En efecto, luego de años de reclamos de los vecinos y gestiones de algunos dirigentes, finalmente las comisarías 1º de barrio Martin, 6º de Echesortu y 11º de Saladillo vuelven a funcionar como seccionales policiales.
Hace algunos meses, el gobierno provincial decidió volver sobre los pasos de la decisión de la última gestión del Frente Progresista de cerrar 11 seccionales y reemplazarlas por megacomisarías, un proyecto que finalmente quedó trunco. Así, Seguridad inició un proceso de reaperturas, que se vienen llevando a cabo desde finales del año pasado con una primera etapa de cuatro comisarías.
No obstante, cada vez son menos las personas asaltadas que realizan las denuncias, porque consideran que no tiene sentido y no recuperarán lo perdido ni se atrapará a los culpables, y esto dificulta llevar un registro actualizado de la cantidad de hechos reales que suceden.
«Entendemos el miedo, la angustia y el cansancio de sentir que no hay respuestas, pero es importante que lo hagan. Por cada denuncia que se hace, se genera un punto rojo en el mapa del delito y las fuerzas de seguridad actúan y diseñan políticas públicas en base a eso«, explicó Cavatorta.
Por lo pronto, el edil justicialista aseguró que mantiene contacto con vecinos de barrio Martin para gestionar ante el Ministerio de Seguridad circuitos de patrullaje y corredores seguros.
Por último, también consideró que, como sucede en otros barrios, «hay un repliegue de la gente a partir de determinados horarios». Cuando cae el sol, el movimiento en el centro de Rosario cae abruptamente y se multiplican los hechos delictivos. «Cada vez hay menos control en el espacio público y esto hace que se incrementen las situaciones de violencia y el delito», añadió.
El concejal remarcó que «la seguridad es presencia policial, represión del delito cometido y también mucha prevención. Acá está fallando la prevención y para eso deben estar involucrados los tres niveles del Estado. La prevención tiene que ver con el control, la iluminación led, la videovigilancia, y en esa zona particular hay que revitalizar el centro rosarino con gastronomía y eventos culturales y de espectáculos«, consideró.