Sabado, 01 abril 2023
Hace 50 años, el contralmirante Francisco Agustín Aleman fue capturado por el Ejército Revolucionario del Pueblo en su casa de Recoleta. Por él nunca se pidió un rescate. Fue liberado 13 días después de la asunción de Héctor Cámpora. Su hijo Francisco cuenta detalles de lo sucedido en aquellos días turbulentos del país
Hace 50 años, el contralmirante Francisco Agustín Aleman fue capturado por el Ejército Revolucionario del Pueblo en su casa de Recoleta. Pasó 68 días en cautiverio
Ese domingo 1º de abril de 1973 amaneció muy lluvioso en Buenos Aires. La fecha del fútbol debió suspenderse por el mal clima: los clásicos Independiente vs Boca y Huracán vs Racing debieron esperar hasta el martes 3. Los diarios del día informaban el regreso al país del presidente electo Héctor J. Cámpora, luego de reunirse con el Generalísimo Francisco Franco y Juan Domingo Perón, en Madrid. Y también daban cuenta de la derrota de Cassius Clay, por puntos, en Los Ángeles.
El tránsito en Libertador y Rodríguez Peña era escaso, como cualquier domingo. La avenida entonces lucía dividida en cuatro, con descansos para peatones, formando un doble boulevard. Los carriles más lentos de ida y de vuelta eran todavía de adoquines y conservaban las vías de acero sobre las cuales alguna vez transitaron los tranvías.
El contralmirante Francisco Agustín Aleman llegó ese día a su casa de Libertador 894 alrededor de las 20.30. Había dejado su auto en el garaje de Rodríguez Peña 2050, sobre esa calle estaba además la entrada de servicio del edificio, en el 2095. Su hijo Francisco aprestaba los útiles escolares para ir al colegio el lunes: cursaba 1º año en el colegio San Pablo, de Vicente López y Montevideo. En casa estaba además la esposa de Aleman, Martha Fulaondo. La cena estaba lista.
A las 21.30 sonó el portero eléctrico en el departamento del 3º A. Era el sobrino político del almirante, Oscar Ciarlotti, junto a su novia Maria Magdalena Nosiglia y un amigo de nombre Alberto. Oscar, de 24 años, era estudiante de Arquitectura e hijo del Capitán de Navío (RE) Ciarlotti. Parecía una visita familiar normal. Pero no lo era.
Francisco, el hijo del contralmirante Aleman, en 1973
A las 21.50 el portero eléctrico volvió a sonar. El hijo del Aleman abrió la puerta e ingresaron 5 personas portando armas de fuego. En el portero eléctrico se habían presentado como amigos de Oscar. Pero al entrar se identificaron como miembros del Ejército Revolucionario del Pueblo, la organización terrorista que junto a Montoneros y a FAR asoló al país a principios de la década de 1970.
Los delincuentes encañonaron a la familia, amordazaron a la mujer y al hijo y los encerraron en el baño, le dieron una inyección al almirante para dormirlo y se lo llevaron. Previamente pintaron con aerosoles el living de la casa. Uno de los grafitis decía: “ERP – Justicia popular por Trelew”. Salieron por la entrada de servicio de Rodríguez Peña. En el operativo participaron entre 9 y 15 miembros del grupo.
Comenzaba entonces un calvario que duraría 68 días para la familia. Y uno de los hechos que conmovió al país y lo tuvo en vilo hasta 13 días después de la asunción de Cámpora.
El sobrino político del almirante, Oscar Ciarlotti, junto a su novia Maria Magdalena Nosiglia
La esposa recién pudo liberarse de las ataduras a las cuatro de la mañana y dar aviso a los vecinos de arriba golpeando el techo del baño con el barral de la cortina de la bañadera. Los vecinos avisaron a la policía, que liberó a Martha y Francisco (h). La tranquilidad habitual del edificio de ahí en más se transformó en un hervidero de personas. Dada la hora, la noticia no llegó a la tapa de los diarios del 2 de abril. Pero ocupó las portadas con tipografía catástrofe los siguientes 8 días sin solución de continuidad. Y automáticamente una guardia periodística con todos los noticieros de la tv y la radio se instaló en la vereda frente al edificio.
Primavera sangrienta
Francisco Aleman (h) es hoy un reputado comentarista de golf. Durante años cubrió ese deporte para la cadena ESPN junto a la profesional argentina Silvia Bertolaccini, para toda América Latina. Le tocó transmitir la época de oro de Tiger Woods, los dos Majors de Ángel Cabrera y otros hechos resonantes. Ahora lo hace en Golf Channel, donde semana tras semana relata los torneos del PGA Tour junto a Joaquín Estévez, otro profesional argentino, radicado en España.
Antes supo representar al país en los más importantes torneos amateurs de América del Sur, como la Copa Los Andes. Además, fue capitán del Golf Club Mar del Plata, la Catedral del Golf. Vive en Estados Unidos, aunque periódicamente viaja a Sudamérica para capitanear a los equipos argentinos que compiten a nivel amateur. Y a visitar a su madre.
A 50 años del hecho, Paco recuerda: “El tipo vivía en Posadas, entre Rodríguez Peña y Montevideo, en la misma manzana que nosotros. Pasábamos muchos veranos juntos las dos familias Habíamos ido a la playa en Mar del Plata ese verano. Fui yo el que les abrió la puerta esa noche. Eran 5 tipos. Nos encañonaron de entrada, nos ataron y amordazaron y nos encerraron a mi vieja y a mí”.
Aleman no nombra a Oscar, su primo segundo. Cuando se refiere a él dice “el tipo”.
Francisco Aleman (h) es hoy un reputado comentarista de golf
“Lo más loco es que nunca fue preso por el secuestro de mi padre. Fue en cana pero por el asesinato de un policía en Rosario. Estuvo encerrado en Sierra Chica hasta 1983, cuando salió libre por la amnistía”, se indigna. Magdalena Nosiglia, en tanto, integra la triste lista de desaparecidos. Era hermana del dirigente radical Enrique Nosiglia. Su padre, Plácido Nosiglia, había sido electo diputado nacional también por la UCR, en 1973.
En el libro Primavera sangrienta el periodista Marcelo Larraquy entrevistó a Ciarlotti, quien un año antes del secuestro había participado de los preparativos de la fuga del penal de Rawson pero a último momento lo desafectaron. Era miembro del grupo del PRT-ERP liderado por El Gallego Fernández Palmeiro. “Cuando empezó a aparecer la gente de las FAR, con los camiones dando vueltas el Gallego dijo: ‘Esto es un quilombo, ya es un circo’, y nos bajó. Yo me quedé afuera de la operación del avión que terminaron haciendo (Alejandro) Ferreyra y el Gallego”, explicó.
El relato de Francisco Aleman (h) difiere en detalles de cómo cuenta la historia el secuestrador: “El secuestro lo hicimos con gente de Arquitectura, que quería hacer algo. Yo abrí la puerta (nota: Alemán (h) dice que fue él). Fue un domingo a la noche. La visita fue inesperada, y se sorprendieron cuando entré, pero tampoco me cerraron la puerta. Fui con María Magdalena, mi novia de Filosofía y Letras. La conocí por el ámbito familiar. Su hermano estaba de novio con mi hermana. Tocamos el portero eléctrico, dijimos ‘Pasamos por acá, cómo están…’, qué sé yo, ‘el partido de fútbol’, no sé qué estupidez, (nota: el fútbol se había suspendido) y subimos a saludar. Acababan de cenar. Dijimos que ya nos íbamos, nos quedamos parados incluso. Aleman estaba en el living, de entrecasa. Nosotros nos acomodamos porque sabíamos que teníamos que abrir la puerta, estábamos esperando que tocaran el portero eléctrico. No podíamos demorar mucho. El problema que tenía el edificio era el paso de la comitiva presidencial por la Avenida del Libertador. No se podía hacer ninguna maniobra rara. Teníamos que tener mucho cuidado al momento de sacarlo”.
Martha Fulaondo, esposa del Francisco Aleman, cuando su marido ya llevaba 60 días secuestrado
Y más adelante continúa: “Tocaron el timbre y yo estaba en la cocina y les abrí por el portero eléctrico. Y Chuchi, Magdalena, fue a la puerta de servicio porque sabía que iban a entrar por ahí. Yo no sabía quiénes eran. Porque el operativo era que les abriera la puerta. Eran cuatro o cinco, dijeron que me buscaban a mí, y en esa confusión, lo agarraron a Aleman y le pusieron la pichicata. Ya lo habíamos planificado. Sacarlo por la puerta de servicio, en un andador, el auto en la entrada, y el tipo se va, con las manos en los bolsillos, atado con una correa de persiana. Y no se nota, se va durito, y nosotros vamos uno a cada lado, lo cargamos en un auto y se lo llevan. No sé a dónde lo llevaron. Ni los que lo hicieron lo sabían, porque se lo entregaron a otros. Y nosotros nos fuimos a Rosario con Magdalena, ya teníamos a dónde ir”, en Rosario participaría del homicidio de un policía por el que fue preso, como contaba anteriormente Aleman (h).
Francisco Aleman (h) y Oscar Ciarlotti volvieron a cruzarse accidentalmente en el barrio muchos años después: “Fue en 1988 o 1989, no recuerdo exactamente. Él había vuelto a su departamento de soltero. El tipo no me reconoció. Yo sí. Me dio una puntada en el estómago. Pero no hice nada”, recuerda Aleman (h).