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Cómo es el club que Gendarmería usa de base operativa en Empalme Graneros

Mar 10, 2023

Viernes, 10 marzo 2023

Unos 200 agentes federales que arribaron el miércoles a la ciudad se instalaron en Reflejos, en Génova al 2400, frente al galpón donde el año pasado secuestraron 1.600 kilos de cocaína. Entre operativo y operativo, se refrescan en la canchita techada, donde conviven con los talleres de patín, tenis criollo o cumbia cruzada

A 24 horas del arribo de Gendarmería en Los Pumitas, la parte norte de Empalme Graneros donde mataron a Máximo Jerez y se desató una pueblada, este jueves a la tarde unos 200 agentes federales van y vienen, descansan, toman tereré o se comen una manzana en el Club Reflejos de Génova al 2400, a cinco cuadras del epicentro del conflicto y enfrente del galpón donde hace seis meses encontraron escondidos 1.600 kilos de cocaína, uno de los cargamentos más importantes detectados en la región.

El grupo que está en este histórico club del barrio llegó desde la provincia de Córdoba y durmió en un predio de Granadero Baigorria. La base operativa resulta llamativa por el contraste de los cascos y las armas sobre las mesas improvisadas en el playón polideportivo, con fondo de banderines azules, amarillos y rojos, o en el salón de fiestas que permanece casi a oscuras.

De pronto, los agentes de verde se levantan de su momento para reponer energías y ayudan a retirar de la canchita techada la estructura de lo que fue el ring de boxeo usado en una velada realizada dos sábados atrás.

El remolque con ruedas carga los caños y lonas pero las tres personas que empujan no logran sacarlo del lugar porque hay un escalón. Entonces los gendarmes quiebran su reposo y se suman al desafío. En el primer intento fracasan.

La acción se retoma y con dificultades logran sacar el ring de boxeo del tinglado. Pero en un rato, a las 18, empieza la clase de tenis criollo y usarán la cancha para otros fines. Tendrán que correr la mesa donde ahora tres agentes toman tereré que les ceba el presidente del club, Marcelo Antonelli. 

“Tuve que pedirle a las escuelas del barrio que usan el lugar para actividades físicas, de mañana, que paremos por ahora hasta que nos acomodemos. Porque el club ahora está abierto las 24 horas, nunca para, y hay que hacer la limpieza”, explica Antonelli a Rosario3.

Más que una base operativa diagramada para frenar la violencia en los barrios y perseguir al crimen organizado el lugar parece un refugio improvisado ante el calor de un verano recio, algo que se refleja en los detalles que capturó la reportera gráfica Jorgelina Tomasin

No es nuevo tampoco. Aunque nunca tuvo mucha difusión, los gendarmes llegaron a este club en septiembre del año pasado, semanas después del megaoperativo que decomisó 1.600 kilos de cocaína de máxima pureza en el galpón de enfrente, Génova 2425, que fue copado por las ratas. Es que, como narró este medio, la carga estaba camuflada en alimento balanceado a base de maíz y el depósito quedó abandonado estos meses, cerrado por orden judicial.

Enfrente, por Génova y por De Angelis, desfilan los patrulleros y camiones de Gendarmería. La explicación oficial es que el lugar es apenas una base para descansar entre patrullaje y patrullaje. Pero de fondo asoma lo que las autoridades locales reclamaron: que la llegada de efectivos esté acompañada de los recursos y estructuras necesarias.

Detrás de la canchita donde se practica patín, tenis criollo, cumbia cruzada y boxeo, está el salón donde unos 25 agentes descansan. Otros están en los baños de atrás, entre la pileta y el quincho por construir. Todos respetan la orden de no hablar con la prensa pero la realidad es que este grupo de 200 gendarmes llegó de Córdoba de imprevisto y no saben cuánto tiempo se van a quedar. 

Por lo pronto, su arribo buscó llevar algo de tranquilidad a la familia Jerez y los vecinos de Los Pumitas, tras el estallido de dolor, furia y el miedo por las amenazas de los transas del barrio. Pero esta misma tarde hubo otra balacera a pocas cuadras del lugar que el país sigue casi en vivo por televisión desde el lunes.

«Yo no me metí con nadie», dijo Sandro, el dueño del local de garrafas atacado, y amplió: «Tengo unas 60 garrafas acá, pudo haber sido un desastre esto. Quieren sembrar páninco, no sé».

Por Fabian