Miercoles, 01 marzo 2023
“La Corte tomó por asalto el Consejo de la Magistratura”, criticó el Presidente al máximo tribunal; dijo que Cristina Kirchner es “perseguida injustamente” y se cruzó con la oposición por la coparticipación y el espionaje ilegal; también cuestionó a la prensa; habló dos horas
En su último discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso –al menos en su mandato actual- el presidente Alberto Fernández aprovechó el escenario de la Asamblea Legislativa para embestir en duros términos contra la Justicia –en particular la Corte Suprema-, la oposición y la prensa. En este marco, aseveró que Cristina Kirchner es “perseguida injustamente” por los tribunales y si bien evitó pronunciar la palabra “proscripción”, como pretendía el kirchnerismo, advirtió que la Justicia pretende su “inhabilitación política”.
Ante a la presencia impávida de Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz, presidente y vicepresidente de la Corte, el jefe de Estado arremetió contra el Poder Judicial en distintos tramos de su discurso. El momento más tenso se vivió cuando fustigó el fallo del máximo tribunal que ordenó que se devolvieran recursos coparticipables a la ciudad de Buenos Aires – “la intromisión de la Justicia en la ejecución presupuestaria es definitivamente inadmisible”, asestó- y la resolución por la que dispuso rediseñar la composición del Consejo de la Magistratura. “La tomaron por asalto”, advirtió el primer mandatario.
En este marco, justificó el pedido de juicio político que promovió en contra de los cuatro magistrados del máximo tribunal, el cual se desarrolla en la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados.
“La Corte Suprema de Justicia aseguró cautelar a la ciudad Autónoma de Buenos Aires recursos coparticipables que no le corresponden contrariando la ley de coparticipación vigente. Le quita dinero a los que más necesitan y destina esos mismos recursos a la ciudad más opulenta del país”, fustigó.
Fue entonces cuando el oficialismo se despertó de la letanía que hasta entonces imponía el tono monocorde del discurso y reaccionó con una ovación. Desde las bancadas opositoras llovieron gritos e insultos, y si bien algunos legisladores se retiraron del recinto en señal de protesta, el grueso de los bloques decidió permanecer en las bancas.
“No podemos seguir mirando impávidos cómo las disputas palaciegas desatadas en el más alto tribunal del país por controlar el manejo de los recursos económicos del Poder Judicial acaban desatando abusos inadmisibles”, continuó el presidente.
La embestida presidencial contra la Justicia arrancó a pocos minutos de iniciar su alocución. Fue cuando condenó el ataque sufrido por la vicepresidenta Cristina de Kirchner, al que calificó como el “episodio más desgraciado” que sufrió la democracia argentina en sus últimos 40 años.
“Vuelvo a exigir hoy a la justicia que profundice la investigación de aquel hecho, que juzgue y condene a quiénes fueron los autores materiales e intelectuales de ese intento de homicidio”, reclamó, ante el aplauso generalizado de la bancada oficialista. Acto seguido, Fernández propinó un duro reproche a los jueces: “Le pido a la Justicia que actúe con la misma premura con la que archiva causas en las que jueces, fiscales o empresarios poderosos asoman como imputados”, asestó.
En uno de los párrafos más aplaudidos de su discurso por el oficialismo, Fernández enfatizó que Cristina Kirchner es “perseguida injustamente”, por los tribunales. Fue entonces cuando el presidente, mirando de soslayo a los dos jueces de la Corte allí presentes, lanzó el dardo más duro a la Justicia cuando instó a que “vuelva a abrazar al derecho y deje de servir a factores de poder persiguiendo a quienes representan el pensamiento popular”.
Con gesto imperturbable, el presidente de la Corte Horacio Rosatti y el vicepresidente del alto tribunal, Carlos Rosenkrantz, ubicados en una bandeja próxima al estrado de la presidencia, escuchaban las palabras presidenciales. Pese a estar sometidos a un juicio político en la Cámara de Diputados a instancias del oficialismo, ambos decidieron asistir a la Asamblea Legislativa, a sabiendas de que serían blanco de duras críticas del jefe de Estado.
Si bien Fernández se esforzó por ser amable con la vicepresidenta, aprovechó el escenario para responder elípticamente a los reproches del kirchnerismo por su estilo “moderado” de gestión. De hecho, Máximo Kirchner –uno de sus principales críticos- no estuvo presente en el recinto para escuchar sus palabras.
“En este tiempo, escuché como una y otra vez criticaban mi moderación –señaló Fernández, en alusión tácita a sus detractores internos-. Pero con esa moderación fui capaz de enfrentar a los acreedores privados y pude ponerle freno a los condicionamientos que el FMI le había impuesto al gobierno que me precedió”. Un dardo destinado al hijo de la vicepresidenta, el más feroz crítico del acuerdo suscripto con el Fondo Monetario Internacional.
“Con esa moderación fui quien puso el pecho a la pandemia, y quien terminó de levantar hospitales que a mi llegada alguna gobernadora consideraba innecesarios”, asestó, en alusión a la gestión de María Eugenia Vidal, actual diputada de Pro. “Y fui yo quien con esa moderación construyó hospitales modulares y distribuyó más de cuatro mil respiradores a lo largo y a lo ancho del país mientras ponía de pie un sistema de salud que había sido abandonado”, continuó.
Fernández hizo de su discurso un panegírico de su gestión; incluso vaticinó, contra todos los pronósticos de las consultoras privadas, que este año la Argentina volverá a crecer. Si bien admitió las dificultades de la economía, exaltó la labor del ministro de Economía Sergio Massa, ubicado en uno de los palcos principales del recinto.
“Somos uno de los países que más creció en estos dos últimos años. Todas las proyecciones propias y de los organismos internacionales señalan que en 2023 volveremos a crecer”, prometió. “Seremos uno de los países que más crezca del mundo y de los primeros de la región. Serán tres años consecutivos de crecimiento de nuestra producción, algo que no sucedía desde el 2008″, enfatizó.
El primer mandatario sostuvo que entendía “el malestar y la queja de los más débiles” pero insistió en remarcar los aspectos positivos de su gestión y acusó a los sectores que pretenden ocultarlo para “generar desánimo y malestar”.
Contra la prensa y la oposición
En este marco, embistió con dureza contra los medios de comunicación que no son afines al oficialismo.
“Hemos soportado una sistemática acción de desinformación de las políticas que se llevaron adelante desde el gobierno nacional –sostuvo-. Esa suerte de cerco informativo fue muy difícil de eludir dados los niveles de concentración que existen en nuestro sistema de medios de comunicación. Además, muchos de esos medios expresan intereses económicos y políticos opositores al gobierno que ocultan o tergiversan información a sus lectores, oyentes o televidentes”.
En otro tramo de su discurso, Fernández apuntó duro contra la oposición al advertir sobre sus propuestas de ajuste del gasto. En este marco, alertó sobre un “nuevo embate privatizador” de las empresas públicas, “precedido de una campaña de desprestigio”.
“¿Alguien cree realmente qué tiene un futuro mejor si se imponen políticas de ajuste, reducción de derechos y una mayor concentración de ingresos? Esto ya se intentó y conocemos los resultados –alertó-. Hoy nos lo siguen proponiendo con el agravante de que nos anuncian más rapidez y más profundidad”.