Jueves, 7 de Noviembre 2024
En 1972, Gran Bretaña aumentó el total de años escolares obligatorios para sus niños de 15 a 16 años.
Eso creó un «experimento natural»: ¿A los británicos que recibieron ese año extra de educación les iría mejor, neurológicamente, a medida que envejecían?
«Esto nos sorprendió», dijo el coautor del estudio e investigador del cerebro Nicholas Judd, del Centro Médico de la Universidad de Radboud (Radboudumc) en Nijmegen, Países Bajos.
«Sabemos que la educación es beneficiosa, y esperábamos que la educación proporcionara protección contra el envejecimiento cerebral», comentó en un comunicado de prensa del centro médico. «El envejecimiento aparece en todas nuestras medidas de resonancia magnética, por ejemplo, vemos una disminución en el volumen total, el área de superficie, el grosor cortical y una peor difusión de agua en el cerebro. Sin embargo, el año adicional de educación parece no tener ningún efecto aquí».
Los hallazgos se publicaron en la edición del 5 de noviembre de la revista eLife.
Judd y el coinvestigador de Radboudumc, Rogier Kievit, accedieron a las resonancias magnéticas del cerebro de más de 30.000 británicos adultos tomadas un promedio de 46 años después de que asistieron a la escuela a principios de la década de 1970.
La educación se ha asociado durante mucho tiempo con la resiliencia cerebral, por lo que se asumió que los cerebros de las personas que fueron a la escuela ese año adicional podrían diferir de manera sutil de los que se graduaron antes de que se promulgara la nueva ley. Pero Judd y Kievit no vieron diferencias en varios aspectos de la estructura cerebral que estudiaron.
Sin embargo, eso no descarta cambios neurológicos temporales.
«Tal vez la educación aumente temporalmente el tamaño del cerebro, pero vuelve a la normalidad más tarde. Al fin y al cabo, tiene que caber en tu cabeza». dijo Kievit en un comunicado de prensa de Radboudumc. «Podría ser como los deportes: si entrenas duro durante un año a los dieciséis años, verás un efecto positivo en tus músculos, pero cincuenta años después, ese efecto desaparece».
Los investigadores también dicen que un año adicional de educación podría producir cambios cerebrales microscópicos que no aparecerían en la resonancia magnética.
Aun así, los hallazgos arrojan algunas dudas sobre la noción de que existe un vínculo directo entre la educación y la salud del cerebro envejecido.
«Nuestro estudio muestra que se debe ser cauteloso a la hora de asignar causalidad cuando solo se observa una correlación», anotó Kievet. «Aunque también vemos correlaciones entre la educación y el cerebro, no vemos evidencia de esto en la estructura del cerebro».
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Obtén más información sobre la investigación sobre la educación y la salud cerebral en Johns Hopkins Medicine.